jueves, 16 de febrero de 2012

Blancanieves Relato Aniguo

Valores 1
esa: la felicidad los embargaba.
            Pero, en el castillo, la madrastra al acercarse a su baúl, otra vez preguntó a su espejo mágico.
–Espejito, espejito ¿ BLANCANIEVES Y LOS SIETE ENANITOS
En un antiguo reino nació Blancanieves, una niña muy hermosa. Era la felicidad de sus padres, pero pronto falleció su madre. El rey solo y triste, después de un año de viudez tomó por esposa a una mujer muy bella; pero vanidosa, con el corazón lleno de odio. Lamentablemente el rey después de una larga agonía también murió y Blancanieves quedó de samparada del amor de sus padres.   
Pasaron los años y Blancanieves se fue haciendo cada vez más bella; pero su madrastra empezó a odiarla, llenó el palacio de espejos para admirar su imagen y preguntaba todas las mañanas al espejo mágico que guardaba en su baúl:
–Espejito, espejito, ¿quién es la mujer más bella del mundo?
–Tú, mi reina –le contestaba, el espejito que jamás mentía.
            Pasaron los años y Blancanieves se convirtió en una adolescente bellísima y la reina vanidosa volvió a preguntar a su espejo mágico:
–Espejito, espejito, dime: ¿quién es la mujer más bella del mundo?
–Majestad, tú eres una mujer muy linda, pero ahora Blancanieves es la más hermosa.
            La reina furiosa, creyó morir de rabia, llamó a su fiel vasallo y lo ordenó:
–Lleva a  Blancanieves al bosque y la matas y me traes su corazón.
            El siervo para cumplir la orden invitó a Blancanieves a pasear en el bosque. Ella gustosa aceptó. Ya en el bosque, el vasallo arrepentido, que todavía conservaba en el corazón algo, que diferenciaba a los hombres de los animales, le dijo:
–La reina me ha ordenado matarte, pero soy incapaz de hacerte algún  daño.
–¿Matarme? No puede ser, ¿por qué? –se sorprendió incrédula, la princesa.
–Sálvate y huye. No vuelvas al castillo –le dio por toda respuesta.
            El vasallo, para engañar a la reina, mató un ciervo, sacó su corazón y en un cofre se la entregó.
            Blancanieves repuesta de tal amenaza se internó en el bosque, las avecillas y los animalitos la ayudaron a encontrar el camino y no perderse. Cansada llegó a un claro del bosque, se echó sobre la hierba y descansó... y ya llegaba la noche.
            Blancanieves al descubrir una casita se alegró y lentamente se acercó... tocó varias veces la pequeña puerta, pero como nadie contestó se las ingenió para ingresar. En el segundo piso encontró siete camitas con sus respectivos nombres: Geniecillo, Barmillón, Marmolillo, Vistoso, Pulcro, Benjamín y Gruñón. Pensó que allí vivían unos niños. Muy cansada juntó dos camitas y... se quedó dormida al instante.
            Los enanitos, de regreso. Al llegar a la colina se sorprendieron...
–“La luz de la casa está encendida”, “Algún extraño ha ingresado...”Tal vez han robado”... –comentaron.
            Después de muchas conjeturas y provistos de palos ingresaron y en el segundo piso encontraron a la bella joven dormida. No podían creerlo, pensaban que eran el sueño de tan encantadora criatura, cuando en eso despertó la joven y les dijo:
–Disculpen la confianza. Soy la princesa Blancanieves.
            Y les relató su triste historia.
            Los siete enanitos enterados de la reina malvada se solidarizaron con la princesa y le propusieron quedarse con ellos, si es posible toda la vida. Y acordaron que ellos trabajarían en la mina de diamantes y ella se encargaría de las laboras de la casa.
            Blancanieves encontró la felicidad al lado de los siete enanitos. En los días de descanso jugaban  en el  bosque  bajo  los  rayos  de  la  Luna. A
Gruñón le gustaba jugar a las escondidas, pero no le gustaba perder. Vistoso y Benjamín imitaban a los animalitos, Barbillón y Marmolillo hacían de sus manos una flauta o una trompeta y bailaban todos alrededor de la princquién es la mujer más hermosa del mundo?
–Blancanieves –el espejo dejó escuchar su voz.
–¡Ella está muerta! No es posible –gritó la reina.


–No está muerta. Está en la casa de los enanitos –refirió, el espejo.
            La reina, enloquecida, mandó ejecutar a su fiel vasallo y ella misma decidió ejecutar su plan de venganza. Se disfrazó de una pobre anciana, cogió un cesto de manzanas y llegó a la casa de los enanitos. Blancanieves la saludó, la aconsejó descansar y beber un refresco; pero ella, fingiendo vender frutas y estar muy cansada no aceptó. Hizo, que se retiraba, pero regresó. Cogió la manzana envenenada y dijo:
–Una deliciosa manzana para su belleza –la entregó y se fue.
            La princesa mordió la manzana y de inmediato se desplomó. Las aves y los animalitos del bosque avisaron a los enanitos, quienes regresaron de inmediato y la encontraron desfalleciente  y no sabían qué hacer.        Cuando la iban enterrar, Pulcro aseguró que la princesa no estaba muerta, que en su rostro había signos de vida. Así que la colocaron en una urna de cristal sobre un lecho de rosas.
            Pasaron los días. Un príncipe llegó y los enanitos lo contaron la historia de la princesa. El joven levantó la tapa de la urna, introdujo sus dedos en la boca de Blancanieves  y extrajo el pedazo de manzana que había mordido. Contempló su belleza y movido por una fuerza sobrenatural, el príncipe se inclinó y le dio un beso en los labios y la princesa despertó. Los enanitos se alegraron. El príncipe la llevó a su palacio y contrajeron matrimonio. Los enanitos, como una muestra de su amistad la regalaron una corona de diamantes.

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