Un día, en un país lejano, un anciano carpintero llamado Geppetto que no tenía familia y añoraba tener un hijo, hizo un hermoso muñeco, al que llamó Pinocho porque estaba hecho de madera de pino.
Aquella noche, el Hada Azul apareció en el taller de Geppetto, tocó a Pinocho con su varita mágica y le dio vida:
–Sé buen hijo y vaya al colegio –le dijo antes de desaparecer.
Geppetto, al día siguiente no sabía qué hacer de alegría, y decidió adquirir libros y cuadernos para enviar a Pinocho al colegio, contando con Pepe Grillo como su guía y conciencia, por encargo del Hada Azul.
El Hada Azul , muy buena, liberó a Pinocho y lo perdonó; sin embargo otra vez, se dejó engañar por el zorro y el gato que lo llevaron al País de los Juguetes, en donde le creció las orejas de burro al igual que a los demás niños golosos y glotones que no asistían al colegio. Pinocho arrepentido, al fin le hizo caso a Pepe Grillo y huyeron.
Pinocho, cuando llegó a su casa se enteró que su padre Geppetto había salido en su búsqueda y en el mar la ballena se lo había tragado.
A Pinocho le brotaron lágrimas de dolor. Resignado comprendió el error que había cometido al no obedecer a su padre y a Pepe Grillo. Decidido se lanzó al mar a encontrar a su padre. Venciendo las olas gigantescas del mar encontró a la ballena que sorprendida abrió la boca, instante que aprovechó Pinocho para zambullirse en su interior y rescatar a su padre.
Ambos prendieron fuego y la ballena al no poder respirar los lanzó al exterior al momento de estornudar. Geppetto y Pinocho llegaron a la orilla del mar extenuados. El Hada Azul valoró el arrepentimiento de Pinocho, perdonó su desobediencia y lo convirtió en un verdadero niño.
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